No se necesita verla en bikini.
No se necesita verla desnuda.
No se necesita llevarla a un hotel.
No se necesita verla caminando con una mini falda.
No se necesita adivinar sus privacidades.
No se necesita asociarla con pornografía.
No se necesita conocerla.
A veces con la mirada basta para ver hasta el alma.
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