Nunca creí tener la suerte de que dijera que si.
Yo sólo la invité a salir.
Me enamoré de ella, desde antes de invitarla a salir.
No le regalé unas flores.
Le regalé un jardín.
No tuve deseos de darle un beso.
Sino de hacerle un hijo.
No le quizé regalar una casa donde pudiera andar desnuda.
Le regalé un palacio.
No le compré un anillo.
Quize comprar toda la joyería.
Ayer fui a la notaría donde dice que Oceáno Pacífico es mio, lo compré para ella.
Sólo lamento que tenga una sola vida
para tanto deseo que ha despertado en mi.
Yo sólo la invité a salir.
Me enamoré de ella, desde antes de invitarla a salir.
No le regalé unas flores.
Le regalé un jardín.
No tuve deseos de darle un beso.
Sino de hacerle un hijo.
No le quizé regalar una casa donde pudiera andar desnuda.
Le regalé un palacio.
No le compré un anillo.
Quize comprar toda la joyería.
Ayer fui a la notaría donde dice que Oceáno Pacífico es mio, lo compré para ella.
Sólo lamento que tenga una sola vida
para tanto deseo que ha despertado en mi.
1 comentarios:
Ojalá existieran hombres así pero no existen.
Estos relatos son ficción bonita.
Karla Rdz
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Sale púes.