10 noviembre 2010

0 No importa

Creí que yo sabía ver.
Pero entrando a aquél bar,
aprendí a mirar.

Estaba ahí, con toda su belleza,
con su sonrisa de ángel, con su mirada
angelical.

¿Quién dice que no hay ángeles en el infierno,
además del Diablo?

Si es una zancadilla del Diablo, no le ha salido
el intento.

No me importa que no reciba mis flores,
que tire los chocolates ni que no conteste mis llamadas.

Después de todo, me rechaza un ángel.

Y que no me mire y que me de la espalda.
Ba! De todos modos salgo ganando.

Miro la espalda de un ángel.

0 comentarios:

Publicar un comentario

¿También perdiste tu par de alas?
¿Quieres comentar algo?
Sale púes.