06 octubre 2010

1 Mis labios te dirán adiós.

Hemos caído los dos una y otra vez a amarnos,
aunque nuestro amor es prohíbdo.

Nos escondemos para vernos, viajamos para vernos.
Siempre en callejones oscuros, siempre cuidandonos
para recorrer tus rincones.
Revisamos las huellas, trazamos los mapas, estiramos
los sueños.
Para encontrarnos, para vernos
para recorrernos, para cuidarnos,
para recorrer tus rincones,
para revisar tus cauces, para trazar ilusiones,
mientras me muero en tu marea, sueño con tu vaivén.

Después sé lo que dirás.
Que es la última vez que me hablarás, que nos veamos,
que es mejor decirnos adiós, que no es justo, que
otros saldrían lastimados.

Tienes razón.

Sólo que yo no tengo tu fuerza de voluntad.
Y estaré siempre rogandote por tu espacio de
eternidad. Yo amo tu silencio, tus labios, tu duda.

No me cierres tus puertas, no selles las ventanas.
Yo siempre pasaré cerca, esperando mi oportunidad.

Ok, ok.

Adiós.

Mis manos te dirán adiós, mis labios te dirán adiós.

Pero no, nunca, mi corazón.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindisímo.
A veces todos tenemos un flechazo atravezado en el corazón. Yo lo he sentido

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